Onça, la pantera del amazonas


Aquí les llaman onças. Son animales que pueden pesar entre 100 y 120 kilos, creo yo. Y son valientes, sigilosoas y osadas; además de ágiles y extremadamente rápidas. Ágiles inclusive en el agua.
Muy bonitas cuando las ves en el zoológico, pero que dan un miedo que hace que te se pare el corazón cuando la ves libre, en la selva y a menos de 4 mts de ti.
En estas condiciones he llegado a ver 3 onças y con un poco más de distancias 2. Una de ellas, una onça negra.
Era al amanecer y le daba el sol por el lomo y la parte de atrás, brillaba. Parecía que acababa de salir de la peluquería, muy bonita. Aunque sus ojos claros, sus colmillos blancos y su boca roja te pone la carne de gallina.
Aquí hay tres tipos de onças, la pintada que es la más común, la roja y la negra.
No temen a casi nada, cualquier animal está en su menú incluido el hombre cuando tiene hambre. Tampoco a lo que por aquí llaman algo así como queijada que son una manada de unos 50 a 100 jabalíes salvajes, estos son muy peligrosos, lo bueno es que los escuchas venir y te da tiempo a ponerte a salvo.
Cuando ataca a una queijada, la onça, mata al último con extrema rapidez. Si se equivoca y no es el último, o no es lo suficiente rapida, es atacada por el resto de la manada de jabalíes que la despedazan en un santiamén. (eso es lo que me han contado en varias ocasiones).
Tiene la costumbre de ocultar las presas entre la hojarasca y ramas para volver cuando, sienta hambre. Y cuando regresa donde ocultó una presa, no lo hace lentamente, sino que da un salto y se abalanza a la presa enterrada. Igual que cuando salen del agua, saltan.
Comen yacaré. Por aquí, dicen que le pone la zarpa en la base del cuello y se lo va comiendo vivo sin éste moverse u oponer resistencia.
Esto no me lo creo mucho, pero como coinciden los relatos de unas gentes con otras que viven a distancias considerables, pues lo incluyo y que cada uno piense lo que quiera.
Una de las veces que estaba hablando de onças con las gentes del mato, uno me contaba lo que paso intentado esquivar el ataque, o algo así, de una de ellas. La verdad que no recuerdo mucho su historia, pero él decía que prefería enfrentarse a 100 personas que a una onça.
En cuanto a mi experiencia, como es poca, sólo decir que cuando tienes a una onça espiándote sientes su presencia, no se cómo ni porque, no es miedo, lo aseguro. Pero lo cierto es que empiezas a sentir su presencia de una forma cierta. Y cuando se va, también sientes como se aleja. Y no es que sientas su olor o la veas, ni siquiera oyes ruido alguno. No se lo que es.

Niña es atacada por una onça.
En una comunidad, dos hermanas iban al colegio todos los días y no estaba muy lejos de donde vivían, sólo que tenían que pasar por un trozo de mato.
Un día, de vuelta del colegio, una de ellas tuvo ganas de orinar, se aparto del sendero, mientras la otra la esperaba.
Un ruido, luego un pequeño grito y la hermana que esperaba salió corriendo a buscar ayuda presumiendo lo que estaba acontecido. Cuando sus padres y otros aldeanos regresaron para ayudar a la niña, ya estaba cubierta de hojas y ramas, y la onça ya se había comido su corazón que al parecer es lo que primero come. Esto ocurrió hace unos 10 meses.


Onça heróica.
En una finca donde criaban bueyes, todas las noches lo recogían y hacían que pasasen la noche en un corral, cercado de madera y con una altura de algo más de 1.5 mts.
De cuando en cuando, una onça saltaba al corral, mataba un buey y conseguía sacarlo del corral. Nadie vió como la onça conseguía sacar del corral una carga tan pesada pero todo el mundo, a pesar de la perdida de los bueyes, quedaba admirado por la proeza de sacar un buey por encima de la cerca y arrastrarlo más de 100 metros.


Una onça cómoda.
En una ocasión, dos pescadores domingueros, estaban en el rió Branco pescando cuando vieron atravesar, a nado, una capibara cerca de donde ellos estaban, bueno eso era lo que ellos creían.
Pusieron el motor de la canoa en marcha y fueron para intentar matar la capibara a golpes de remo. Pero cuando iban a atizarle con el remo vieron que en realidad se trataba de una onça.
Debía de estar muy cansada porque el animal dió un salto y subió a la canoa y ellos con el miedo saltaron de ella. Y así, estuvo dando vueltas la canoa en el río hasta que la onça descanso lo suficiente como para atravesar lo que le quedaba de río.

Como te despierta una onça?.
En una ocasión, un cazador del mato estaba acostado en su red. Tenía la costumbre de dormir con la escopeta y el machete. De repente una onça le dió un zarpazo en su culo y éste salto, la escopeta cayó al suelo y se disparo, esto fue su suerte porque la onça huyó.
El que me lo contaba, decía que le quedó un buen recuerdo, refiriéndose a la cicatriz.

Aunque vueles, tienes que tener cuidado de las onças.
Un piloto de avionetas iba a recoger a unos guarimpeiros, pero su avioneta comenzó a tener problemas en medio del mato. Avisó a emergencia, antes de aterrizar, y dió las coordenadas de donde iba a intentarlo.
Tuvo suerte, porque había una pequeña playa a la vera del río y consiguió aterrizar sin problemas.
Dos días más tarde, cuando llegaron un equipo de socorro, no lo hayaron por ningún sitio, así que dieron una batida por los alrededores de donde se encontraba la avioneta.
Uno de ellos, comenzó a oler a carne podrida debajo de un montón de hojas y ramas. Era el piloto. Lo encontraron semi devorado.


Onças con hambre.
Íbamos por la trans-amazónica, un señor del Ibama, el conductor del jeep y yo.
Hacíamos las acampadas a la vera de la carretera. Incluso nos adentrabamos para que uno de ellos hiciera fotos. Al segundo día nos paro la policía militar, nos preguntó si llevábamos escopetas. Y nos explicó que las onças, por esta zona no tenían mucho que comer, así que estaban atacando a las personas y nos dió unos cohetes para que los disparáramos al menor ruido.
Naturalmente, dejamos de hacer las acampadas y casi todo lo hacíamos dentro del coche incluido dormir.

Foto de Onça pintada

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