Cuidadín con la pimienta!



Una vez, llegué a un poblado de indios que estaban muy contentos porque habían cazado una o dos antas y ya la estaban preparando.
Fui muy bien recibido y el cacique me convido a beber esa bebida que preparan los indios y que para mi es asquerosa y la llaman caixirí, en algunas tribus.
Sabía por experiencia que rechazarla era no ser invitado a nada más. Llenó la cuía y me la ofreció.
Bebía a sorbitos pequeños y cuando no me miraba nadie vertía lo que podía, no mucho porque entonces te la vuelven a llenar.
Sabia hablar el portugués, sólo que con esa entonación de “pachi-pachi” que hace que no entiendas todo lo que decía.
Llegó la hora de comer anta. Yo nunca antes la había probado, así que no sabia si estaría buena o no, pero como se suele decir, el mejor condimento de cualquier plato es el hambre y de ese yo tenia mucho.
Empezaron a dar los primeros pedazos a los niños y vi que vertían mucha pimienta. Pensé que debía de ser una pimienta flojita, así que, a mí que me gusta la pimienta y cuando apañe mi pedazo, vertí un montón de pimienta.
Al primer bocado se me saltaron las lágrimas de golpe y sentí como bajaba fuego de la garganta al estomago. Los ojos casi se me salen. La pimienta era puro fuego!.
Como no podía vomitar el bocado porque muchos miraban, bebí todo el caixirí que tenía en la cuía y además pedí más.
Dios!, pero de que estaba hecha esa pimienta?!. Y cómo los niños podían aguantarla?
Me explicaron los ingredientes y me llamó la atención uno de ellos: hormigas!.




Foto de anta.

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